comienzo
septiembre 28, 2008
pues nada
me voy a ir al bordecito
de este sueño
y me descalzo
y comienzo
a encontrar unos pasos
por los que hube nacido
si existiera
y yo
-que no soy-
yo
fuera más que la hoja pequeña de roble guardada a los pies
de El capitán
l
branquias
septiembre 28, 2008
sólo un poco de aire
o
la inmersión
pero no aquí, insumergible, con la boca de aire y sin pulmones
l
gracias
septiembre 26, 2008
por fin poder usar los ojos para tocar algo que manufacturaste y que atravesó océnos apenas o mares medianitos pero que parecen inundar las salidas o los posibles medios de transporte improvisados, irregular puntual siempre, acertando preciso al vetado para todos los otros, guarecido lado izquierdo.
en el destierro en el que se convirtió mi patio de colegio desde que te marchaste, juego a la rayuela sola. Sobre la tierra, la he dibujado con tiza blanca y lanzo al aire mi piedrita de río, escueta y milagrosa, buscando la última casilla.
Luego, cuando no tengo ganas ni pies para marcharme, me siento despacito sobre la melancolía que libero al exhalar, que de pronto se ha transformado, en mi traje a medida, sin galones, pero con costuras exactas y aplicables. Tiene la suavidad de la piel que envuelve algunos recuerdos. De esos que nos sobresaltan en un día feliz, de un miércoles cualquiera, a las tres de la tarde.
Luego vuelvo al lugar en el aire de mi casa, me cuento los dedos de las manos y me preparo un té de guardia para mañana, recibo tu regalo. le guado dónde late y es todo.
Mañana seguiré esperándote en la playa de todos los inviernos, vigilando las olas, hasta quedarme, suavemente atardecida, con tu sol, de nuevo en las pestañas. Hasta quedarme de nuevo en las dos primeras páginas, en la inflamable trinchera de un deseo
l
mi cuarto azul
septiembre 26, 2008
Hoy vuelvo aquí.
A mi cuarto azul, al refugio que fué todo mucho tiempo.
Tiempo en el que era incapaz de levantarme de la cama, hacer las maletas, decirte que sí.
Vuelvo.
Pero desde la calma que da la distancia pretendida y jugada.
Desde la suave tristeza de lo inevitable.
Desde la dócil consciencia del tiempo veloz.
Sabiendo que será sólo esta noche, que este ya no es mi lugar.
Y estoy sobre la cama tomada, conversando con la niña que fuí, sentada en mis rodillas.
Es sólo esto.
Un instante. Toda mi vida.
Recojo algunas cosas y me marcho
l
puntos de referencia
septiembre 24, 2008
Para tí, que lo eres
cuando sé que no es
sólo esto
que respiro sin nada
o de puntillas
cruzo la linea del inconsciente colectivo
en el campo de tiro
en el disparadero del bocado de
fuga
en el momento pánico
de la deshora
de la lucidez masiva
de los desfiladeros
buscando una estrella en las antípodas
me coloco
las gafas
y la razonable obsesa
infalible
objetividad del miedo
aparco en el vado permanente
sólo sigo aquí,
por los
escasos
puntos de referencia
l
descomposición de lugar y más
septiembre 23, 2008
y ahora
esto
cama
y esquinas
revueltas
son las invasiones concisas
a la piel inflamable y lejana
no tocan nada tus poros
no
sólo hielo
soy
y mas aún, restos de sol, en las pestañas
pero es
ahora
conducen por autopistas feroces madrugadas
voy yo y preparo
jaqueca y café de martes
te paseo con
ojos sin anclas
y tú que respiras en mi piel
esta noche
ajeno a la revolución
respiras en mi piel
inocente
tan sumamente fuera
esta noche
a sorbitos de melancolía
despareces
y no es nada
l
el laberinto
septiembre 20, 2008
no soy ariadna ya
si lo fuí -quizá pero sin tacto o sin cerclaje-
ni teseo
temo que sólo soy el minotauro
esperándome-te
se
o
l
sin calma
septiembre 20, 2008
La tempestad me sigue llevando a tí..
l
el camino hacia el río..
septiembre 20, 2008
El camino hacia el río aún está casi igual;
las cuevas de los montes, la casa y el pinar.
Regresé para siempre, quién me lo iba a decir;
sueños que rajan el alma, un día por fin me decidí.
He vuelto aquí;
lo ví todo tan absurdo…
La tempestad me trajo hasta aquí,
nido de águilas…
Tras el temporal ya no es como allí,
la tierra mojada huele bien.
La tempestad me trajo hasta aquí,
nido de águilas…
La tempestad me trajo hasta aquí,
nieva en las montañas y hace sol.
Sopla una brisa fresca, ya dejó de llover.
El silencio no me abruma, la tormenta no impide dormir.
Árboles bajo el cielo, libertad de los ríos;
los tesoros de los bosques, las ardillas en los pinos.
Y me interné en el Monte de las Águilas…
(El Último de la Fila, El cerro de las águilas)
matt
septiembre 20, 2008
todo el verano entonces
o todo el invierno
era eso
y las veces del pulso en la garganta
de la taquicardia al filo de un acorde
o en la autopista
gritando los orígenes de la simetría
o en la ciudad eterna del norte
en el monte por fín
invadidos
donde casi no hacía frio
y era siempre
(Muse, Time is running out )
l